Kenai de Brínzola
Su historia empieza hace algo más de 10 años, el 15 de agosto de 2011 nació una preciosa camada de nuestra Kira.
Entre ellos estaba Kenai.
Aún no tenía un mes cuando una gran infección estuvo a punto de costarle la vida. Pasamos unas semanas muy difíciles en las que ella demostró sus enormes cualidades, su gran resistencia y tenacidad, un inmenso corazón y, a pesar de su pequeño tamaño, una fuerza descomunal.
Con mucho esfuerzo, y contra todo pronóstico, Kenai superó la infección, y pasó a formar parte de nuestra familia y de nuestro equipo.
A pesar de que esas semanas tan duras le hicieron quedarse con un tamaño más pequeño de lo normal, siempre lo ha compensado con su fuerza, su tenacidad y su gran inteligencia, lo que la convirtió pronto en una líder para nuestro equipo.
Aunque su comienzo en el mushing no fue fácil… Siempre ha sido muy nerviosa, y le costaba controlarse en la salida, esperar que yo me montase en la bici para empezar a entrenar no era plato de gusto para ella… Tanto era así, que la primera vez que la enganché a la bici (la bici era nueva…) se marchó corriendo con ella a rastras durante dos kilómetros, destrozando la bici por completo…
Y es que no hay que contar sólo lo bueno y lo bonito de nuestro deporte…
Sin embargo, son innumerables los éxitos que Kenai ha conseguido hasta ahora, y no sólo los deportivos, sino también todas las dificultades que ha superado… Todos los corazones que ha conquistado… El lugar tan importante que ocupa entre el resto del equipo…
Es madre, hija, hermana, compañera y amiga. Pasado, presente y futuro que se perpetúa en sus hijos, Grey Wind y Summer.
Hace unos meses nuestra pequeña Kenai cumplía 10 años, la edad que marca su jubilación oficial en las competiciones, aunque Kenai se retiró hace algunos meses ya, debido a que al final de la pasada temporada le detectamos una diabetes que no le permitía seguir entrenando con normalidad y que le ha producido una ceguera casi total.
Ahora ha llegado el momento de devolverle a Kenai todo lo que nos ha dado y nos sigue dando cada día, tiene que tener unos cuidados especiales para que siga teniendo la mejor vida posible, pero sin duda se compensa con la felicidad y la pasión que demuestra cada día que estamos con ella.
Ya no puede entrenar corriendo con los demás, pero eso no la impide poder acompañarnos en los entrenamientos como lo que es, ¡una más del equipo!
¡La más pequeña de tamaño, pero la más grande de corazón!
Mushing You!
